Historia del Liceo Técnico Agrícola María Auxiliadora de Colín: una de las primeras escuelas agrícolas femeninas del Maule

Desde su fundación, la Escuela Agrícola se constituyó en un espacio único para su época, diseñado para recibir a jóvenes alfabetizadas y enseñarles no solo técnicas agrícolas, sino también el trabajo en la tierra y en industrias relacionadas. Aunque la escuela abrió sus puertas en 1959, fue en 1962 cuando el Ministerio de Educación Pública la reconoció oficialmente mediante el decreto n°18783. Durante los años ochenta, este proyecto se transformó en el Liceo Agrícola María Auxiliadora de Colín. En 2002, las hermanas salesianas cedieron la administración del liceo al Instituto de Educación Rural, un comodato que duraría hasta 2015. Ese año, las hermanas retomaron el liderazgo, esta vez mediante una administración laica, pero comprometida con conservar el espíritu y los valores salesianos en cada aspecto de la educación que se ofrece allí.

Para 1960, la escuela estaba en pleno funcionamiento, enfocada en ofrecer a las niñas de escasos recursos de zonas rurales una educación que combinaba conocimientos agrícolas con formación en tareas domésticas, un componente esencial de la época para la vida en el campo. Debido a las condiciones de aislamiento de muchas familias campesinas, la escuela se organizó desde sus inicios como un internado. Sin embargo, en la década de los setenta, también se permitió que algunas estudiantes asistieran como externas, aunque eran pocas. La educación era gratuita; las alumnas solo debían traer sus utensilios personales, y algunas familias contribuían con alimentos o productos para apoyar la manutención de las estudiantes durante el año escolar. La mayoría de las alumnas permanecían en la escuela de domingo a viernes, mientras que las que vivían más lejos se quedaban incluso los fines de semana, participando en actividades comunitarias.

Desde el inicio, la relación con la comunidad fue cercana, pues las hermanas vivían en el mismo terreno de la escuela. La escuela se convirtió en un punto de encuentro, donde se realizaban actividades como el oratorio y el catecismo, abiertas para niñas y niños de la zona. Con el tiempo, el lugar fue sede de colonias de verano, grupos juveniles, teatro y muchas otras iniciativas que integraban a la comunidad bajo la guía de las hermanas salesianas.

 

Si quieres conocer más de la historia del Liceo Técnico Agrícola María Auxiliadora de Colín, te invitamos a leer este libro:

 

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La Escuela Granja Femenina N°40 de San Vicente de Tagua-Tagua: la primera escuela de preparación agrícola para mujeres en el país.

Como sabemos, las mujeres en Chile durante las primeras décadas del siglo XX comenzaron a integrarse en la educación, se organizaron políticamente y lucharon por sus derechos. Sin embargo, para las mujeres campesinas los ecos de estas transformaciones llegaban con mucha menor fuerza. La vida de las mujeres que habitaban los campos estaba marcada por la falta de acceso a la modernidad vivida en las urbes.

En Santiago, durante el año 1935 se fundó el MEMCH, Movimiento por la Emancipación de las Mujeres de Chile, recordado por conseguir el derecho a voto para las mujeres y poner en la discusión pública temáticas de mejoras sociales, económicas y culturales para las mujeres.

Una de sus militantes, la profesora Dora Gaete Pequeño, muy interesada en la educación rural, ideó la creación de la primera Escuela Granja Femenina del país, con la idea de que se convirtiera en un espacio educativo que permitiera cambiar la vida de las mujeres del campo, al entregarles herramientas para su emancipación económica y cultural. Para Dora Gaete, en el espacio rural, era importante luchar contra el prejuicio de que educar a las mujeres del campo era un esfuerzo inútil, al contrario, una educación específicamente agrícola podía transformar la vida de las mujeres campesinas y de paso, la de sus familias y sus comunidades.

En 1943 se decretó su creación en San Vicente de Tagua Tagua, actual región de O’Higgins, la Escuela Granja Femenina n°40. Las escuelas granjas fueron un modelo de escuela agrícola, que dependió de la educación primaria, pero que estaba enfocada en que además de terminar la primaria completa sus estudiantes obtuvieran

En esta escuela se entregaba la opción de formarse como “Dueña de casa campesina” o como “Obreras agrícolas calificadas”. Estos dos programas ofrecían una mezcla de conocimientos agrícolas y domésticos y les brindaban a las jóvenes herramientas para desenvolverse en el hogar, mejorando la economía y las condiciones familiares, como en actividades productivas.

A pesar de la importancia que hoy podamos ver en la creación de esta escuela, la verdad es que desde sus inicios enfrentó numerosos desafíos. Así en 1948 y tras solo cuatro años de funcionamiento, una serie de problemas, un cambio de dirección y finalmente un sumario administrativo terminó cerrando las puertas de esta escuela para convertirla en una escuela granja masculina. Se argumentó que había poco interés por parte de jóvenes mujeres en este tipo de educación y se planteó la pregunta de si el trabajo agrícola era compatible con la “naturaleza femenina”. Así, la primera y única escuela dedicada a formar mujeres para la vida rural cerró sus puertas.

Este proyecto, aunque breve, es un ejemplo importante en la historia de la educación rural en Chile. La Escuela Granja Femenina fue una de las primeras iniciativas en ver el potencial protagonista de la mujer en el desarrollo rural y entender a la educación como una herramienta para su emancipación.

De ahí las amargas palabras de su creadora, tras su cierre:

"¿Por qué defendemos la escuela? Porque se ha cometido una injusticia con el 60% de la población rural, formada por mujeres y niñas. La muchachita no tiene más educación que el segundo o tercer año de la escuela rural corriente, esto es, hasta los 10 años. A esta edad la niña campesina TERMINA su educación. El muchacho, más favorecido por el sistema, puede continuar en Escuelas Granjas, en Escuelas Elementales Agrícolas o en Escuelas Prácticas de Agricultura. Para la niña no hay nada, la Escuela Granja Femenina era su esperanza."

Para conocer más sobre esta experiencia puedes leer el artículo que publicamos: “Intentos de integración femenina en la formación escolar rural en Chile. El caso de la Escuela Granja Femenina de San Vicente (1930-1948)”

Si tienes más datos sobre esta Escuela o su primera directora, Dora Gaete Pequeño, déjanos un mensaje o escríbenos al correo electrónico: historiadelaeducacionrural@gmail.com


La Escuela Normal Rural Femenina de Talca funcionó por cerca de 30 años en lo que actualmente es la Secretaría Regional Ministerial de Educación del Maule. Cuando el 29 de julio de 1943 comenzó su funcionamiento (si bien de decretó su nuevo funcionamiento por Decreto n°7488 del 17 de diciembre de 1942), la zona correspondía al Fundo Las Violetas y allí se reabría la escuela normal de la ciudad cerrada tras la reforma a las normales realizada bajo el mandato de Carlos Ibáñez del Campo.

Su reapertura vino con un enfoque especial: no solo sería femenina, sino que se especializaría en la formación de maestras rurales que entendieran el mundo campesino y contribuyeran al desarrollo cultural, social y económico de sus comunidades. La refundación de esta escuela normal respondió al DFL 5100 de 1929 dictaba que existirían escuelas “normales urbanas” y escuelas “normales rurales”, estas últimas, prepararían maestros y maestras primarias capacitadas para enfrentar las particularidades del campo. Puesto que, uno de los problemas que se habían detectado en el desarrollo de la escuela rural, además de su precariedad material, eran la necesidad de formar maestros comprometidos con el desarrollo del mundo campesino.

La primera directora de la escuela normal fue la maestra Dorila Soto de Inostroza, quien se había desempeñado como directora de la Escuela Normal Rural Femenina de Ancud, por lo que tenía conocimiento en dar una formación ruralista y con compromiso social a las jóvenes maestras.

Al lado de la escuela Normal se fundó la Escuela Anexa -hoy Escuela El Edén- donde las futuras docentes realizaban sus prácticas educativas. La Escuela anexa fue dirigida durante sus primeros años por Aída Berrios.

La Escuela Normal se abrió con una matrícula de 142 estudiantes, 17 profesores y más de una decena de funcionarios. Si bien los primeros años fueron difíciles por las condiciones materiales del establecimiento donde se hizo funcionar la escuela normal, luego una serie de fondos ministeriales permitieron el mejoramiento de la infraestructura escolar.

Esta escuela normal, al igual que otras escuelas para mujeres creadas a lo largo del siglo permitió la integración al mercado laboral de mujeres, entregándoles las herramientas para obtener autonomía económica al incorporarse al trabajo calificado, además les entregaba herramientas para desenvolverse en la vida pública, permitió el ascenso social de mujeres que provenían de los sectores populares y también les entregó las herramientas para convertirse en líderes sociales.

Como se puede observar en el periódico local La Mañana de Talca, la escuela normal y sus estudiantes se prepararon para ser un foco de irradiación cultural en la zona, más allá de su trabajo como profesoras. Las veladas, celebraciones varias y la colaboración de las estudiantes de las normales en la Cruz Roja y otras instancias benéficas o de apoyo ciudadano, respaldan aquello.

Un texto publicado en el periódico La Mañana de Talca con ocasión de la graduación del año 1954 nos permite acercarnos a la importancia para la comunidad local de las profesoras primarias educadas allí:

MAESTRA: Mira tu ruta de estudiante. Has dejado en ella lo mejor de tu niñez; pero has sabido comprender a la infancia. Las aulas primarias, liceanas y normalistas moldearon tu espíritu. Te has convertido en MAESTRA. ¿Puede haber más digno y noble para el alma de una mujer? 

MAESTRA por naturaleza. Porque cada mujer lo es. Lleva en sí el futuro. En su cuerpo y engendro. En su alma, el numen. Mañana entrarás por la puerta de una escuelita de campo, o a través del ancho portalón de un edificio concentrado.

No importa. De todas maneras te encontrarás con niños, con niñas. Con levadura de pueblo, con ansias de patria, con ilusiones de saber. Y en ese barro trabajarás. De ti depende el futuro.

¿Qué más quieres? De ti depende todo. Todo lo que se diga de Chile después, en la posteridad.

La madre se hizo el cuerpo. Tú MAESTRA, harás el espíritu. Y el futuro ciudadano. Eso es lo que se festeja hoy, Tu transición de niña a MAESTRA.

Cuando fuiste NIÑA, eras alígera, bondadosa, risueña, independiente ante todas la fuerzas cosmogónicas. Cuando te transformas en MAESTRA tienes la obligación de ser ciudadana. Y esto envuelve una cadena de obligaciones. Obligaciones sociales, económicas, educativas, cultura, las artísticas, deportivas, hereditarias política, y de MADRE. Porque cada una de vosotras lleva el origen primario de la especie. 

Sois EVAS y por lo tanto MADRES: doblemente MAESTRAS.

Recibiréis hoy vuestra licencia de MAESTRA de la juventud chilena. Ese premio a vuestra constancia salvará a Chile. Y por eso os saludo, MAESTRAS del futuro, alumnas egresadas de los Sextos Años A y B de la Escuela Normal Rural de Talca.

 

 

Para conocer más sobre la historia de la Escuela Normal Rural Femenina de Talca te invitamos a revisar el artículo:

Tessada, Vanessa y Sepúlveda, María Paz, "La formación de maestras normalistas en la Escuela Normal Rural Femenina de Talca (Chile, 1943-1973)". En. Oresta López, Flavia Obino, Alba Nidia Triana (coords), Entre resistencias y esperanzas: maestras, indígenas y comunidades, en los desafíos de la educación rural del siglo XX en América Latina Vol II, México, 2024, pp. 125 - 140

Disponible AQUI

Si estudiaste en la Escuela Normal Rural Femenina de Talca y quieres compartir tu experiencia con nosotros escríbenos al correo: historiadelaeducacionrural@gmail.com